500 años después de la primera construcción moderna en México (Palacio nacional en 1522), el país está muy lejos de ser lo que era en aquel entonces, incluso no es lo mismo que hace 2 años que fue el inicio de la pandemia.
Hoy la industria de la construcción está afectada como quizás nunca lo ha estado y parece que hay elementos que ayudarán a repuntar esta tendencia, pero que habrá que estar muy atentos para lograr identificarlos.
EL PASADO
Al ser México uno de los países más importantes de Latinoamérica, provoca que a pesar de perdidas o complicaciones en un sector, este siga funcionando. Durante el primer trimestre de 2019 el valor de producción de las empresas constructoras a nivel nacional acumuló 128 mil 632 millones de pesos, este valor representó una reducción de -3.0% con relación al
valor generado en el mismo período de 2018.
Para 2020 se esperaba un crecimiento del +1.1%. Se había estimado este crecimiento por el desarrollo previsto que disponía el actual gobierno mexicano, los cuales fueron anunciados en noviembre de 2019: se trataba de 147 proyectos de vías férreas, aeropuertos y puertos. Obras que se deberían desarrollar entre el 2020 y 2024 y tendrían un valor de 42.000 millones de dólares.
Pero el COVID atacó y las cosas no fueron como se esperaban, La industria de la construcción se comenzó a desacelerar en 2016 y sus condiciones se agudizaron dos años después, en 2018, pero con la pandemia de Covid-19 la facturación en las firmas del sector se hundió 25%.
EL PRESENTE
El 2021 pasó con más penas que gloria, los gobiernos estaban más preocupados por sobrevivir ante la crisis que se avecinaba que en invertir en obras e infraestructura pública, sin embargo, las industrias privadas desde entonces sacarían “las papas del fuego”.Ya en el 2022 la industria de la construcción se recupera a paso lento, en la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del Inegi, en marzo de este 2022 el sector público aportó menos de la mitad al total valor de producción con 42.7%.
El resto es proveniente de las compañías, las cuales han apostado por la construcción de edificios industriales, comerciales y de servicio principalmente. Esta rama aportó 23% del total de construcciones, colocándose como la que tuvo mayor contribución.
EL FUTURO
Empujado sobre todo por una cuestión política, el país se prepara para un incremento sobre todo en la inversión pública (“para nivelar las aguas” con la IP) para el 2023 y 2024. Para octubre del 2024 el actual presidente de la república mexicana dejará el poder y ha dado instrucciones específicas para que concluyan los proyectos en los próximos dos años y no inicien otros nuevos en 2024, ya que no quiere tener obras incompletas al término del periodo.
La recuperación del sector de construcción en México ha tenido ciertos tropiezos este año por el alza de precios, la reducida confianza de los inversionistas y la canalización casi exclusiva de fondos públicos a proyectos prioritarios o mega proyectos (tren maya y el nuevo AIFA).
Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Nuevo León se perfilan para seguir creciendo en la construcción de naves industriales, a su vez Monterrey, Puebla y Yucatán están creciendo en proyectos inmobiliarios horizontales y verticales.
2022 es la parada en los “pits” para cargar gasolina, llantas y salir a velocidad moderada a la pista listos para correr. La industria de la construcción definitivamente nunca volverá a ser la misma en ninguna parte del mundo, pero la recuperación en los países importantes de Latinoamérica es innegable y no debe ser ignorada.
¿Y nosotros? Estamos aterrizando en México, quédate conectado.
Fuentes: